
Para las mías.
- La de San Blas, aquella que durante tantos años no solamente aguantó tantas cosas (como muchas). Superando sus limitaciones, criando hijos en un marco de libertad. Ahora, en su madurez, cuando en muchos casos la gente se cierra en sus limitaciones, se abre al mundo con una solidez que ya quisiera yo tener.
- La “otra”, mi referencia, la que se conectó conmigo y saltó mares para impulsarme a superarlo y a seguir adelante. La que proyecta el desarrollo local en sus semejantes. La que la vida le tiene preparado un arco iris de alegría.
- Las de allá y las de acá, las que emprenden día a día más allá de un proceso político, de la violencia generalizada, la crisis, la pareja, la soltería, la maternidad, la competitividad, la sexualidad, la depre, la soledad. Las que puedo llamar a cualquier hora del día y siempre están allí.
- La del norte, la que después de mil años nos vemos, nos queremos y respetamos como siempre.
- Las que pasaron una guerra y no entienden que el mundo cambió.
- Las que se fueron y viven con esa nostalgia reproducida en promoción de una vida mejor.
- Las que por fin se divorciaron.
- Las que salieron del armario de su alma para nunca más volver.
- Las que me he encontrado en el camino, me acompañaron en una etapa, ahora no están, pero continúan siendo parte de mi vida.
TODAS Más allá de un día.
Foto: Lane