martes, 9 de diciembre de 2008

Cambio de piel

“La decadencia llegó al límite”. Repleta de mobiliario antiguo y de luz tenue, finalizó esa etapa vital. Atrás quedaron los recuerdos de esas personas que en calidad de invitados, nos regalaron momentos entrañables.

Todavía recuerdo hace 7 años, invadida por la fresca memoria de mi querida selva nublada, no comprendía la belleza del pulmón de Madrid, sí ese mismo “órgano respiratorio”, del que hoy podemos tocar sus ramas y que se ha vuelto prioritario en mis días.

Allí, en las paredes hemos dejado el eco de nuestros sentimientos, las risas de nuestras alegrías, la esperanza de nuestro porvenir y la tristeza de lo oculto y lo profundo.

Aquí, nos hemos traído una mochila de aprendizaje, nos hemos despojado de muchas cosas que se reproducían por si solas en nuestros armarios y cajones. Es un oasis, o al menos eso parece, no es el de Jim en Sant Louis, es el de la luz y los colores aquí en Madrid.

Foto: A. Vicent


2 comentarios:

Valdelvira dijo...

Añorando compartir nuevos momentos en nuevos espacios.
Hay que buscar tiempos en esta vida tan ajetreada,tan azarosa.
Mil y una noticias nuevas, mil y una confesiones que susurrarte al oido. Mil y un oidos que prestar a tus palabras.
Besos Wapa.

Una Valquiria.

Islanegra dijo...

Creo que uno es como esas culebras de aspecto terrible, que sin embargo cambian la piel, para sentirse mejor o no se si para acechar nuevas victimas